Desde que Tierra del Fuego empezó a formar parte del mapa institucional del país en 1884, adoptó el escudo nacional como símbolo. Pero cuando nos convertimos en provincia, allá por los ´90, surgió una necesidad neutral: tener un escudo propio que hablara de nosotros, de nuestra historia, de nuestro paisaje y nuestra gente.
Fue así que, en 1992, se lanzó un concurso abierto con un objetivo claro: crear un emblema que sintetizara el espíritu fueguino. Participaron artistas de toda la provincia, pero la obra elegida fue la de Rosana Giménez, presentada bajo el seudónimo «Kewel». Su diseño se convirtió oficialmente en el escudo de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico sur a través de la ley N.° 61.
Ahora bien, ¿Qué cuenta el escudo?
Habla de un territorio único: Un sol naciente que nos conecta con lo nacional; montañas nevadas que se alzan firmes como nuestro carácter; mares que nos rodean, nos desafían y nos definen; y claro, nuestros pingüinos emperador, pequeños embajadores de la fauna austral.
El escudo se enmarca con llamas de fuego, recordándonos ese elemento esencial que nos nombra y nos une desde el origen. Y todo lo corona un albatros, Este escudo no es solo un diseño: en resumen visual de quienes somos, dónde estamos y todo lo que representamos.
"2025 - 60° ANIVERSARIO DE LA RESOLUCIÓN 2065 (XX) DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LA CUESTIÓN MALVINAS" © Gobierno de Tierra del Fuego A.e.I.A.S.